LA AVENTURA: COMO MAOH LLEGO AL MUNDO, Por: blogger invitada, Laura Hernández


Es difícil no sentir nostalgia al recordar el camino recorrido. Sin duda ha sido, sigue siendo y será el camino más placentero que podamos tomar.

Lo recuerdo casi como si fuese ayer, 15 de mayo 2012, la prueba decía "positivo" por fin vamos a ser papás! y de ahí nuestra aventura comenzó. 



Un año previo habíamos perdido un bebe, no sufrimos tal decepción pues no sabíamos que estábamos embarazados, pero ahora que estábamos seguros y consientes, era como si por fin estuviéramos conquistando el mundo. Nuestra Dra. nos advirtió que pudiera ser que mi cuerpo rechazara el feto, no dejara que se desarrollara y lo expulsara como previamente lo había hecho, eso nos puso tristes por un momento pero nuestra fe, la esperanza y el amor que ya sentíamos por eso que se convertiría en nuestro hijo era tan grande que nos regresaba la alegría y el sol a nuestros días.  

Teníamos un riesgo y lo conocíamos, entonces pusimos  todo nuestro esfuerzo para cuidar, proteger y lograr nuestro bebe. Junto a esta aventura también inicio nuestra labor de búsqueda, leíamos todo lo que podíamos referente al tema, incluso fantaseábamos en como se llamaría, como seria física y mentalmente. 

Desde antes de embarazarnos le había comentado a mi esposo que me gustaría probar un parto en agua, me agradaba la idea, a lo que el me comentó que lo investigaríamos e indagaríamos un poco con nuestra Dra. Al exponerle nuestras inquietudes ella respondió que tendríamos que evaluarlo mas tarde, debido a que por mi situación clínica ella no lo recomendaba. 

El tiempo pasaba, y como era de esperarse, mi cuerpo empezó a rechazar a nuestro bebe, así que nos pusimos en manos de Dios que a través de nuestra Dra. nos guiaría a lo que seria un embarazo exitoso. Como su recomendación, decidimos abandonar la idea del parto en agua, pero seguíamos dirigidos a tener un parto natural, yo quería vivir esa experiencia, los dolores, la incertidumbre y la sorpresa, lo quería vivir TODO. 

A las 12 semanas ingresamos al CAMI a tomar clases de yoga y pilates prenatal, teníamos que prepararnos y mantenernos saludables en el proceso. Pero Oh sorpresa! a los casi 6 meses mi cuerpo y estaba dilatando, nooo! Todavía no era hora, me tuvieron que internar para proporcionarme medicamento y parar la "labor de parto"  y esa fue la primera de tres veces que estuve internada por amenazas de parto prematuro.



No me malinterpreten, para mi, mi embarazo fue mágico, maravilloso, perfecto; o de que otra manera podría yo llamarle al proceso que tuve que pasar para poder tener en mis brazos a la criatura más hermosa que en la vida he visto. 

  
En fin, después de abandonarlas clases de yoga o pilates, ya que estaban funcionando más que bien, y me estaban induciendo un parto antes de tiempo, me relaje y disfrute de mi embarazo a mi manera, para que el 20 de diciembre 2012 cuando me tocaba una simple revisión o consulta de rutina, nos diéramos cuenta que ya estaba dilatando, otra vez, y lo único que recuerdo es a mi Dra. decir "ya tienes entre 4 y 5 cm de dilatación ". Y vi como en su mano (guante) ya mostraba manchas de sangre. "Levántate, ve al baño y ponte una toalla, y vamos a platicar”.  Recuerdo haberme metido al baño y hacer lo que ella me indico, y al momento de hablar con ella yo sostenía una copia de mi "plan de parto" que quería discutir con ella. 

Cual plan de parto,  “tenemos que realizar una cesaría” ella dijo, en ese momento me bloquee, no pude escuchar nada mas, era como si mi mente se fuera a otra parte mientras mi cuerpo estaba ahí, a lado de mi esposo, frente a la Dra., mientras ella nos explicaba los riesgos que tendríamos tanto mi bebe y yo si pasábamos por una labor de parto normal.  Yo sólo recuerdo que mi esposo tomo mi mano fuerte y me dijo, que él no quería que nada malo nos pasara y yo sin saber respondí que no quería poner mis deseos encima del bienestar de mi familia, por que ya éramos una, y no podía arriesgarme a dañarla. 

En ese momento me dejaron internada, mi esposo fue y pidió a mis suegros que si por favor podrían llevarnos las maletas que ya estaban listas , les explico donde encontrarlas y que más traer pues él no me quería dejar sola ni un segundo. Yo por mi parte le avise a mi mamá y a mi papá, y esa misma noche a las 9:00 pm me ingresaron a quirófano.

Para esa hora ya todo me dolía, mi cuerpo era como si no respondiera muy bien, se engarrotaba, y tenia entumido de la cintura hacia abajo, tuve que pedirle ayuda al enfermero para subir a la plancha o camilla que tienen ahí. Tenia miedo, tenia ganas de llorar, de gritar, no recuerdo haber estado en un quirófano antes, pero para entonces me puse en manos de Dios, ore y platique con Él, me deje llevar.

Llego la anestesióloga, y con ayuda de una enfermera me dijo que la abrazara me apoyara en ella y me encorvara, pues me pondrían la epidural, y aunque yo me rehusaba a la idea, ¿de que otra manera me operarían si no me dejaba anestesiar?. Una vez que me encorve, busco la parte donde la pondría, luego, me puso una pequeña inyección para poder anestesiar el área y luego poner la epidural. Es un proceso un poco traumante y más después de que recuerdo claramente la expresión del papa de Paulina, una compañera del curso psicoprofilactico, cuando se expresaba de como fue para él estar presente cuando a su esposa le pusieron la epidural. Yo también oí el crack que él mencionó. Pero bueno, no había vuelta atrás, ya me habían puesto la epidural y deje de sentir mi cuerpo, me relaje y espere a que todo se diera.

Minutos mas tarde cuando todos ya estaban listos, dejaron entrar a mi esposo al quirófano, y al mirar sus ojos, me sentía libre, apoyada, todo saldría bien porque Dios y el estaban conmigo. Me empezó a dar mucho sueño pero no podía darme el lujo de quedarme dormida, tenia que escuchar a mi bebe , saber que estaba bien y entonces empecé a tener dificultades para respirar, lo bueno fue que la anestesióloga no se fue de mi lado ni un segundo, por que ni hablar podía y con una seña ella me ayudo y salimos adelante.

Lo siguiente que escuche, "esta bien güero" y después de despertar mi interés y curiosidad, empezó a llorar, era como si Marco me estuviera diciendo, estoy bien mamá, ya estoy listo y dispuesto para que me veas, me abraces y me ames para siempre. Mis lagrimas corrían por mis ojos mientras no podía evitar las ganas de querer levantarme y abrazarlo. Lo bueno fue que mientras la pediatra realizaba la limpieza y evaluación, estaba en un punto donde lo pude ver de lejos. Y ahí estaba, blanco, grandote, hinchado, hermoso y lo mas importante mío... Era mi hijo, lo que con esfuerzos cuide, al quien por 35 semanas cante, hable, conté, con el que compartí TODO durante esos últimos meses. 




Lo acercaron a mi, lo bese, nos tomaron una foto (hermosa por cierto) y se lo llevaron, algo andaba irregular con su respiración y tenían que ponerlo en la incubadora por unas cuantas horas y mantenerlo en observación para evitar cualquier complicación. En cuanto vi salir  a mis dos amores, no se que me paso, aun todavía existe esa laguna en mi mente. No recuerdo haberme dormido, no recuerdo que me hayan cocido o cambiado a la camilla, solo recuerdo que estaba saliendo de quirófano y entrando a la sala de recuperación. De ahí me pasaron a mi cuarto disque a descansar, pero como puede una madre descansar sin haber podido tener en sus brazos a su bebe, estaba vacía, era la primera vez que no estábamos juntos, estaba hueca y no podía conciliar el sueño. 



Al día siguiente realice hasta lo imposible, me bañe y arregle, ya que si había pasado la noche sin ver a mi hijo, el al menos tenia que encontrar a su mamita lista, bañada y radiante para abrazarlo, verlo y acariciarlo. Como a pesar del esfuerzo no podía caminar, me llevaron a donde él se encontraba en silla de ruedas, fue el pasillo más largo de mi vida, se me hacia que no llegábamos. Por primera vez vería a mi hijo libre de anestesias y drogas, y aunque no lo pude sostener en mis brazos fue de los momentos mas hermosos y mágicos. Esa noche ya lo pude tener en mi cuarto y ahora si, mi cuerpo gritaba cansancio y al sentirlo cerca pudimos descansar los dos y a mi marido le toco hacernos guardia.




Todavía no nos damos por vencidos, esperamos tener otro bebe, con suerte y sea la niña, y con suerte también sepa el camino y podamos tenerlo natural quizá hasta pueda ser parto en agua. Sea como sea, se que será perfecto así como este, cada uno a su manera. 

Por: blogger invitada, Laura Hernández


1 comentarios: