I. Las noticias.
El pasado 3 de Abril entró en vigor una ley que promueve la lactancia,
decían los encabezados, y en Crianza Alternativa lo consideramos una excelente
noticia. Leí la nota de La Jornada con tanto entusiasmo que no reparé en lo
escueto de la redacción, estaba muy ocupada celebrando. ¿Celebrando qué? Lo que
entendí, lo que dije al principio de éste párrafo: hay una nueva ley que
promueve la lactancia.
Llevo ya un par de días tratando de
escribir este post (no dos días completos, lo confieso, sólo unos fragmentos
del día) y no termino de aterrizarlo porque no termino de entender qué es lo
que realmente implica ésta noticia. Leí más notas al respecto, leí el decreto
mismo, comparé el antes y después de los artículos reformados en las 7 leyes
que atiende, consulté algunos foros legales y, luego de un arduo análisis y
procesamiento de la información, concluí que está cabrón estar informado con
tanta desinformación en el camino y habrá que pedirle a lxs expertxs que nos
asesoren en el tema.
Por lo
pronto, les paso lo que encontré, que se parece muy poco a lo que leí en
aquella primera nota o las que leí después. En resumen:
- Ya se había establecido el fomento de la lactancia materna en la Ley General
de Salud, se establece también en las otras leyes pertinentes con un
sofisticadísimo copy-paste y se agrega que se debe incentivar como alimento
exclusivo hasta los 6 meses y complementario hasta avanzado el
segundo año de vida. Esto es importante porque no existía una definición
legal de lo que debemos entender por “periodo de lactancia”, por lo que la
empresa podía otorgar menos de 6 meses. Además, muchos pediatras tienen la idea
de que la leche después de los 6 meses pierde su valor nutricional y pasa a ser
innecesaria, difundir ésta información puede ser útil en esos casos.
- Se agrega el amamantamiento –y no
sólo la lactancia- como parte de lo que se debe fomentar y capacitar.
- Antes las
trabajadoras tenían derecho a dos descansos extraordinarios de media hora para
amamantar o extraerse la leche manualmente, ahora pueden escoger entre eso o un
descanso de una hora.
- La institución o dependencia deberá designar un lugar adecuado e higiénico
para que la madre tome ese descanso. Según yo –y muchos otros- eso quiere decir
que la empresa debe acondicionar un lactario, uno de los aspectos que más se
han celebrado de este decreto, pero en un foro encontré que no quiere
decir que tengan que acondicionar un lugar, sólo designarlo;
el empleador puede designar la casa de la trabajadora si le parece y dejarla
llegar una hora tarde o irse una hora temprano (el descanso extraordinario del
punto anterior) para amamantar allá sin que haya repercusiones legales. Cuando se menciona que las empresas o dependencias tienen hasta el 15 de Abril del 2015 para hacer los cambios necesarios, se da por hecho que es la fecha límite para que adecuen un espacio físico dentro del lugar de trabajo, pero no me queda claro si ésto es así. Este
tema seguro se seguirá discutiendo.
 |
Mamá trabajadora en el primer lactario en una empresa que se abrió en Perú. |
- En la Ley
para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes se
agrega la capacitación y fomento de la lactancia en el periodo ya mencionado
como parte de su derecho a la salud.
- En la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia se establece el impedimento a las mujeres de llevar a cabo el periodo
de lactancia previsto en a ley como una forma de violencia laboral.
- En algunas notas se menciona que las mujeres tendrán
un mes de descanso antes de la fecha aproximada de parto y dos meses después,
pero no mencionan que esto no es un cambio del decreto sino que ya estaba
establecido y sólo aplica a las trabajadoras del estado. El resto de las
mortales seguimos contando con seis semanas antes y seis después.
- Dato curioso: en dos de las leyes dice que nos deben dar una
canastilla al nacer el hijo y, hasta donde yo sé, nos dan pura madre (see what
I did there?). Alguna vez en fb estuvo circulando info sobre la canastilla que
dan en Finlandia, textos, fotos, amargas quejas tercermundistas y anhelos ya
resignados de que algún día lxs mexicanxs tuviéramos algo así, qué inesperado
que las leyes nos lo concedan y nomás no haya quién las haga valer.
 |
La canastilla finlandesa como la que (posiblemente nunca) nos van a dar, llena de ropita y accesorios, también se puede usar como moisés para dormir al bebé. |
En otra buena
noticia, el Lunes 7 de Abril se presentaron dos iniciativas proponiendo un
sistema de licencias parentales que incluyan: licencia por maternidad de 45
días previos y 90 posteriores (sí, 3 meses); que sea el mismo periodo para
todas las trabajadoras, no solamente las del estado; que se respeten esos 135
días en caso de un parto prematuro; licencia por paternidad de 30 días con goce
de sueldo y licencia en caso de adopción, para que el bebé cuente con todos los
cuidados que requiera. Esto apenas es una propuesta pero ojalá que pase: las
licencias de maternidad, entre más se extiendan, más ayudan a la lactancia y
tiempo con los hijos es lo que más se requiere para una crianza natural.
Podemos celebrar, entonces, que el tema esté cobrando fuerza, que se
consideren perspectivas diferentes a lo establecido, pero todavía queda mucho
por hacer. De hecho, creo que apenas está empezando algo y en materia de
fomentar, capacitar, apoyar y proteger la lactancia, queda todo por
hacer.
II. Mi experiencia.
Cuando nació Ivanna, yo estaba decidida a darle pecho
por decreto familiar. La modernidad con sus fórmulas sucedáneas de la leche
materna nunca llegó a las comunidades rurales de donde viene mi familia, cuando
llegó fue rechazada por falta de aculturación previa, así que fui de las pocas
mujeres en estos tiempos que tuvo el privilegio de recibir el conocimiento
ancestral sobre la lactancia como se hacía antes del internet, de generación en
generación. ¿Qué me enseñaron? Que la leche materna es lo mejor que le puedo
dar, que duele al principio pero esa no es razón para rendirse y que trabajar
tampoco es pretexto para no darle, "que no se te cierrre el mundo".
Regresé a trabajar a los 42 días armada con mi voluntad y un extractor manual
de 20 pesos, que era todo lo que podía costear en el momento.
Trabajaba en un call center, un trabajo que conseguí de milagro cuando ya tenía
3 meses de embarazo. No era el trabajo de mis sueños, pero en su momento fue mi
salvación, estaba profundamente agradecida de tenerlo, por un lado, y
frustradísima de realizar aquél trabajo repetitivo, quemacabezas, por otro. No
era la única frustrada, todxs mis compañerxs estaban igual, teníamos una buena
relación que hacía llevaderas las ocho horas que pasábamos ahí, mucha plática,
mucha risa, música, comida, pero no hubiera chance de tirar hueva porque ahí se
complicaban las cosas. Esa era la manzana de la discordia, todos buscábamos la
oportunidad de descansar un rato y odiábamos al que lo hacía porque nos
obligaba a trabajar a todos los demás. Los descansos, las salidas temprano, los
permisos, eran muy codiciados. Cuando llegué con la novedad de que necesitaba,
no uno, sino DOS descansos extraordinarios para extraer mi leche, causó mucho
descontento, por no decir que se encabronaron dos o tres.
Así, no tuve que lidiar con los patrones, sino con los otros empleados. De
entrada, la supervisora me dijo que no, lo descartó con harta arrogancia y
hasta se burló. Obvio, logramos la atención del resto y todos celebraron,
secretamente, que me hayan mandado al carajo. Pero yo tenía una misión más
grande que esa envidia mezquina, más grande que su arrogancia y hasta más
grande que mi mismísimo ego herido. Había tenido que esforzarme mucho para
establecer la lactancia, no producía ni una onza de más, no tenía reservas, iba
al día, y no iba a permitir que esta hija de vecina me arruinara el plan.
No estaba segura de la información que tenía, pero le hablé como si
fuera experta en derecho laboral para que no se me notaran los nervios: no,
pues si no te estoy pidiendo permiso, mamacita, te estoy avisando, en la Ley
Federal del Trabajo dice que tengo derecho a dos descansos y si no me crees,
nos arreglamos en Conciliación y Arbitraje; habla con tus jefes si quieres,
pero yo me tomo quince minutos a las dos horas de haber llegado, y otros quince
minutos cuatro horas después, y eso por consideración a ustedes, porque por ley
me toca una hora en total y sólo voy a tomar la mitad.
Acto seguido, me puse a buscar la Ley Federal del Trabajo, porque nomás me lo
habían platicado, no fuera a ser falso, y una vez más me quedó muy claro que -como dice la compañera Paulina- información es poder. Supongo que ella hizo lo mismo porque no me volvió a
decir que no, pero su actitud cambió muy poco, me trataba de desanimar con los
inconvenientes: ¿pero dónde lo vas a hacer? Fuchi el baño y ni modo que te
saques las tetas en el comedor. Además, ¿vas a andar cargando todo ese equipo
todos los días?
Como dije, mi misión era más grande.
Empecé en el baño, no funcionaba muy bien porque no había mucho espacio para
poner las cosas. Luego lo intenté en mi cubículo, pero un tipo me hizo sentir
incómoda porque parecía que se quería asomar, nunca supe de seguro si lo hizo
para verme o realmente tenía que alcanzar algo en su cubículo, pero tampoco me
iba a poner a averiguar, me hizo sentir incómoda y eso fue suficiente. Conseguí
autorización para irme al cuarto piso, que no se usaba. Limpié un lugarcito, lo
hice mi espacio, no era difícil ignorar el resto del piso, lleno de muebles
abandonados y kilos de polvo, tenía un lugar privado para extraer mi leche y
eso me bastaba.
Un día bajé de ordeñarme, como cariñosamente le decían, y el supervisor del
otro turno me dijo que los del control room traían un relajo porque quién sabe
que vieron en las cámaras del cuarto piso. Se me cayeron los calzones, se me
fue la sangre a los pies y pasaron en mi mente todas las veces que anduve bien
oronda prendiendo o apagando luces, limpiando algún derrame con una chichi de
fuera, o las dos. Decir que me sentí mortificada es poco. Quería esconderme en
un hoyo en la tierra y creo que lo hubiera hecho si no tuviera que seguir
amamantando.
Afortunadamente, todo fue una broma, pero sirva para remarcar la importancia de
tener un lugar que cuente con las condiciones necesarias de salubridad y
privacidad para extraer la leche. De por sí no es fácil!! Todo el apoyo que se
nos pueda dar es necesario.
Requirió un esfuerzo constante, diario cargaba mi equipo y bolsas de leche del
trabajo a la casa, mi reserva siempre fue de un día y vivía con la preocupación
constante de no producir suficiente leche, pero siempre produje justamente la
cantidad que necesitaba, si no me sobraba, tampoco me faltó. Con el tiempo
se hicieron a la idea de mis descansos, aunque había inconformidades de vez en
cuando. Empatizo con mis compañeros porque yo también envidiaba los descansos
de otros, así que no les guardo rencor. La situación con la supervisora también
se calmó, hasta me consiguió un extractor eléctrico portátil que se encontró
nuevo en el sobrerruedas en 50 pesos, creo que lloré cuando me lo dio, me fue
terriblemente útil.
Me queda como aprendizaje que introducir cambios así -en el trabajo o cualquier
otro ambiente- siempre va a generar resistencia, pero esa no es razón para
rendirse, es razón para informarse mejor, lo que ya de por sí es un reto; compartir la información con otras trabajadoras y cualquier otra persona que la necesite ya que, al parecer, los empleadores tampoco están muy
educados en el tema; y buscar soluciones creativas hasta lograr nuestro
objetivo, que no se nos cierre el mundo.
 |
Algún día veremos ésto por todos lados. |