Parto Respetado Vs. Violencia Obstétrica

Me parece que estos dos conceptos son parte de un mismo fenómeno, dos caras de la misma moneda. En la legislación de Venezuela se define violencia obstétrica como: “La apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por prestadores de salud, que se expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres". La vemos manifestada en el alto número de cesáreas innecesarias, las episiotomías de rutina, las burlas y la indiferencia con que tratan a las parturientas en los servicios de salud públicos y privados.

Por otro lado, un parto respetado es aquél en el que el proceso natural, la mujer que está pariendo y el bebé que está naciendo son considerados protagonistas capaces de llevar a cabo la misión de nacer. Se le da a la mujer información pertinente a los procedimientos a que será sometida, se le da la autoridad de decidir sobre aquellos que quiere y los que no, se le empodera para que viva su parto con fuerza, se le acompaña con empatía y respeto y sólo se le interviene cuando sea médicamente justificable.



La ley de atracción, la programación neurolingüística y hasta la física cuántica, nos dicen que nuestras palabras invocan aquello que mencionan, si hablamos de violencia obstétrica nos movemos entonces en el campo cuántico del miedo, de la agresión, y eso atraemos. Dijo Carl Jung que lo que resistes, persiste. No voy a discutir ninguna de estas postulaciones, la PNL me da mucha risa cuando llega a esos niveles de viñetas cursis sobre cambiar tu vida editando tus pensamientos, por ejemplo, pero la física cuántica me maravilla, aquí las junté para hacer un punto y mi punto es que es mejor proponer un parto respetado que luchar contra la violencia obstétrica.

Así, en general, creo que perdemos el tiempo y la energía en estar en contra de cualquier cosa. Ponemos nuestra atención en ello, nos absorbe la intención y lo alimentamos. Aunque a veces no lo parezca, yo no estoy en contra de nada, yo estoy por el amor. Después de haberme pasado la vida enojada, deprimida y frustrada con el mundo en todos los niveles, una noche entendí que lo que yo buscaba era el amor, lo había conocido y me llenaba, desde entonces guiaría todos mis pasos. Lo mismo que venía haciendo desde jovencita con coraje, lo podía hacer por amor: no alejarme de las personas que me lastimaban odiándolas, sino por amor a mí misma; buscar un equilibrio, no luchar contra la injusticia; hablar de inclusión, de respeto, de colectividad, de lo que deseara mi corazón, no quejarme de lo que iba mal, ni arreglarlo ni señalar culpables, hacerme responsable de mi bienestar. Me ha funcionado precioso, aunque no falta el día que se me olvida y me arrastra el lado oscuro, claro, pero es cuestión de hábito, supongo.
  

Entonces, volviendo al caso, mientras que estoy de acuerdo en que hay que luchar por un parto respetado y no en contra de ninguna otra cosa, creo que tratar el tema de violencia obstétrica es ineludible en nuestro contexto para visibilizarlo. Está tan arraigado, tan normalizado, que es invisible. Las mujeres, los médicos, las enfermeras, y hasta la familia actúa sin saber que están siendo parte de esa maquinaria, están muy cerca de los árboles para ver el bosque, avanzan según les da su entendimiento. Entonces, para fines prácticos, tenemos dos frentes que atender. Que no se hable de violencia obstétrica sin encaminarlo hacia la solución y que no se hable de parto respetado sin recordar a quienes todavía no tienen acceso a él. Por si se lo preguntaban, sí, el título del post es irónico :)