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Destetando con amor

Destete significa quitarle el pecho al bebé, dejar de amamantarle.
Hace unas semanas atrás me sentía súper cansada; el trabajo, el estrés, 1 año 8 meses sin descansar bien por las noches entre otras cosas así que decidí empezar a destetar, sinceramente no pensé que fuera tan difícil. En cuanto lo dije fue como si un vacío empezara a apoderarse de mí, quería llorar, sentí miedo, ansiedad, lo sentí lejos de mí; fue en ese momento en el que me di cuenta que aún no estoy preparada.
Es fácil decirlo, es fácil decir “ya está grande para que sigas dándole chichi” “ya no le des, ya no le sirve de nada” pero créanme no es NADA fácil hacerlo y tampoco lo es escuchar todo eso. “Para los expertos, ya no hay ninguna duda de que la leche materna siempre es el alimento más completo para el bebé y que continúa aportándole protección inmunológica sin perder calidades a pesar de que pase el tiempo”
Aunque la mayoría de las madres afirmen que el mayor obstáculo a la hora de continuar amamantando lo constituye la opinión de los demás; puedo decir que ese no es ni fue mi problema. El principal motivo de querer destetar es el cansancio.
He intentado destetar de forma lenta y gradual ya que es lo más sano para ambos, de esa forma nos vamos preparando.  Entendí que dejarlo llorar un poco no funciona y decidí no arruinar todo lo hermosa que ha sido esta experiencia, tampoco arruinaré los beneficios psicoemocionales que le han traído solo por querer destetar así que, decidí adoptar una mejor actitud, opté por un destete que nos brinde los mismos beneficios emocionales que el amamantar, lleno de tacto, de afecto, de cercanía, de confianza, de respeto, de amor.
Por ahora me encuentro en el punto en el que estoy empezando a identificar las situaciones en las que él quiere mamar, si es por sed, por sueño, porque esta aburrido, porque quiere a su madre solamente ¿para qué? Pues creo que eso me permitirá satisfacer la necesidad que este demandando en ese momento, si es por sed ofrecerle agua, si es por sueño leerle un cuento o abrazarle y arrullarnos, si es por querer estar conmigo ponerme a jugar con él, y así sucesivamente.

Si estás pasando por algo similar, encontré estos tips que pueden funcionar:

“Muchas madres han encontrado en las siguientes sugerencias una buena forma de facilitar el proceso:
- Ofrecer regularmente alimentos al bebé para minimizar su hambre y sed. Y adelantarnos con un buen sustituto (procurando que sea lo más nutritivo posible) cuando se nos acerca con ganas de mamar.
 - “ No ofrecer, pero no negar. No le des el pecho si no te lo pide, intenta que se distraiga con otras cosas: pero cuando lo reclame, no dudes en dárselo enseguida. Cualquier intento de salirte por la tangente sólo llevará a que insista más.
- Un cambio de rutinas diarias. Seguro que hay lugares y momentos en los que te pide más el pecho. Piensa en ello y por ejemplo, procura no sentarte en la silla que habitualmente lo haces para darle de mamar. Y si te pide el pecho cada vez que se despierta por la noche o en la siesta, que sea papá el que le ayude a conciliar nuevamente el sueño o lo levante por la tarde y lo lleve a pasear.
- Si el bebé pide más cuando está en casa y está más distraído en otros ambientes, procurar durante el destete planear largos paseos y visitas a lugares donde vaya a estar entretenido. Si resulta ser al contrario, procuraremos pasar una temporada tranquila en casa y mantener al mínimo las distracciones.
- Limitar las tomas del pecho. Cuando el bebé ya nos entiende muy bien incluso, puede funcionar contar hasta un número determinado. Por ejemplo decirle: “ Vas a chupar un ratito y contaremos sólo hasta 20 ¿vale?”. Si insistimos un poco y hacemos siempre lo mismo, observando que el niño/ no se lo tome demasiado mal.. poco a poco se puede convertir en un destete muy bien planificado, sobre todo cuando ya tiene más de 2 años.
- Intentar dejar para lo último las tomas de pecho más importantes para él/ella, éstas suele ser las de antes de dormirse, en la noche y por la mañana al despertar.
Si nos escuchamos a nosotras mismas y somos sensibles con las señales de nuestros bebés, estamos seguras de nuestra decisión y no sentimos ningún tipo de culpabilidad, es menos probable que el bebé tenga problemas en esta etapa y seguro que estaremos actuando de la manera más acertada. Un destete gradual y con amor es reconocer que la lactancia es mucho más que leche”
El destete es el final de esa proximidad tan íntima que proporciona la lactancia y culmina un periodo en la vida de la madre y el bebé, una experiencia como ésta merece un final feliz para ambos. Respétense.

Con amor, Cinthya mamá de Nicolás <3


Fuente consultada: http://www.nuevelunas.org.mx/articulos_parto/pautas.pdf

Historia de Parto Prematuro: Elizabeth y Victor Samuel.


Hermoso bebé Victor Samuel.
Uno nunca cree estar listo para el parto, siempre nos llegan dudas y temores, pero un parto prematuro es algo inexplicable los temores están a mil por hora  pero el pensamiento más fuerte es si tu hijo vivirá. A pesar de todos los cuidados extremos que hubo en mi embarazo nada detuvo que Mi Samuel  llegara al mundo a las  28 semanas  pesando tan solo 935 kg y midiendo 35 cm, el nació respirando, llorando y sobre todo luchando.
Yo no supe nada de mi bebe, me estaba muriendo por dentro y nadie se compadecía de mi sufrimiento, mi esposo, papas y hermanos estaban en la misma situación, ni enterados que Samuel   había nacido pensaban que tratarían de detener el parto unos días más, a la hora de visita que fueron 4 o 5 horas después llego mi esposo con una cara de felicidad  dijo YA SOY PAPA,  Samuel está bien pero dicen los doctores que  las primeras 72 horas son cruciales y yo estaba en negación,  algo me decía que no todo estaba bien como el trataba de aparentar.
Les platico que estuve internada en un cuarto con 5 mujeres y todas con su bebe, ha sido la experiencia más cruel que  alguien me pudo haber hecho, como se les ocurre hacernos eso a las madres de bebes prematuros???  Era una broma?? Que les pasa?? todas disfrutando de las primeras horas de sus bebes, cambiándolos , abrazandolos y amamantandolos, y yo simplemente vacía con una herida en mi vientre y un dolor inmenso en mi corazón.
Tuvieron que pasar 19 horas para saber su estado, ahí estaba a viendo a lo lejos una incubadora y un mundo el cual yo desconocía su existencia, la terrible y milagrosa sala de Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN).
Les mentiría diciendo que todo fue color de rosa, que no paso nada, lo único que les puedo decir es que Samuel tiene una fortaleza única y  a la semana de nacido por medio de una sonda acepto mi leche, era para mí un milagro, siempre supe que quería amantar estaba decidida hacerlo, pero pensé… Se me adelanto 12 semanas?? Tendré leche?? Mi cuerpo está listo???  Pero con un sacaleches eléctrico, empecé de poco a poco y con una asesoría excelente en el hospital  (hospital que al principio odie y ahora les agradezco tanto) nos enseñaron como transportar la leche al hospital, como almacenarla en casa  y me explicaron que mi hijo la ocupaba como ORO, que cada gota le salvaba la vida, así que decidí almacenar, almacenar y almacenar porque no sabíamos cuantos días Samuel estará hospitalizado. 
A  los dos meses  que él estaba fuera de peligro me  lo cambian de hospital, pero semana del traslado empezó a sentirse mal aparentemente con mi leche, así que tomaron la decisión de darle FORMULA, apenas que Samuel tenía el peso necesario para empezar a mamar y dejar la sonda, nos sentimos devastados  no tuve la oportunidad de pegarlo a mi pecho pensé, algo mas que nunca podre hacer con mi hijo aunque nunca perdí la esperanza de que siguiera alimentándose exclusivamente con mi leche.
En este nuevo hospital donde permaneció casi 1 mes más,  nos dieron la oportunidad de estar todo el día con él y de participar más en su cuidado, también realizamos la técnica canguro, ese contacto piel a piel que tanto necesitábamos, ya que  este contacto favorece mucho al  regulación de la respiración, control de la temperatura corporal y fomenta la lactancia, cosas que son indispensables para un bebe prematuro, el tenerlo sobre mi pecho fue la sensación más maravillosa del mundo  el momento de sentir a mi bebe, sentir que el pertenecía ahí y estar juntos después de 2 meses de tan solo poder tocarlo brevemente y no tenerlo en mis brazos.

Tuvieron que pasar 86 días para que Samuel llegara a casa, ha sido el día más feliz de nuestras vidas el momento de prepararlo para su salida, subirlo a su sillita y llevarlo a casa, teniamos una alegría inmensa, por fin Samuel dormiría con nosotros con su familia.
Aunque me dijeron que por el momento solo formula  ya estando en casa de repente hacíamos trampa nunca había mamado así que no sabía como hacerlo me deje llevar por mi instinto, al tenerlo en mi pecho con la técnica canguro, sentía la necesidad de alimentarlo y el me buscaba  y lo pedía a gritos, Samuel odiaba el biberón y la formula el quería la lechita de mama, era un martirio para el alimentarse con biberón con el apoyo de un pediatra prolactancia  y de la liga de la leche, Samuel Relacto, ahora a sus  8 meses no pensamos dejarlo hasta que el y yo estemos listos, sin importar las críticas y las opiniones de la gente, tambien casi cometí el error de déjarlo en su cuna para que el  aprendiera a dormirse solo, que llore decian, pero como dejarlo? tantos días en incubadora solo, lo deje un par de noches pero sentía que algo no estaba bien que su lugar era con nosotros, el solo quería estar con sus papis, sentirse protegido, si yo tenía esa frustración de haber estado separados… como se sentiría él? Si yo no entendía pues el menos.
Así que sin saber lo que significaba el concepto de Crianza con Apego, lo cual hasta después conocí, mi esposo y yo empezamos a practicarlo  siguiendo las necesidades de Samuel y nuestros instintos, ahora el toma leche a libre demanda, practicamos el colecho y lo llevamos lo más que podemos en brazos y en fular y es un bebe feliz, un bebe amoroso  y lo amamos sobre todas las cosas es nuestro milagro de vida y cada día agradecemos  a dios de habernos mandado a este niño tan valiente y tan fuerte. 
Esto es un pequeño fragmento  de grandes y milagrosas historias en honor a todos esos guerreros,  ya que 1 de cada 10 bebes pasan por un parto prematuro los cuales vencen operaciones que ponen en riesgo su vida, por tantas complicaciones durante su estancia en UCIN , por cuidados extremos aun estando en casa y por el sufrimiento de los padres, asi que cuando conozcas a un bebe prematuro, que tus primeras palabras no sean QUE CHIQUITO  o el típico POBRECITO, nadie sabe la historia que hay detrás de estos guerreros y lo que han luchado para estar en este mundo ellos son unos valientes y merecen nuestro respeto y sobre todo comprensión.
Le doy gracias a mis padres y hermanos que siempre estuvieron con nosotros desde el principio de mi embarazo cuidándome en todo momento y nunca dejaron de darnos unas palabras de aliento inclusive cuando se que ellos sufrían también de tener a nuestro pequeño internado, gracias a mi esposo por ser un hombre y padre ejemplar porque sin el amor que nos tiene muchas cosas no serían posibles  por esa paciencia  y dedicación que nos regalas día con día.
Mi VICTOR SAMUEL, tu nombre para mi  es perfecto, ya que tu nacimiento fue una VICTORIA y fuiste un  HIJO PEDIDO A DIOS, gracias por la fortaleza que me haz enseñado, trataremos de no defraudarte como padres y siempre estar ahí cuando más nos necesites, te amamos tanto hijo mío.

Cómo sacar a tu hijo de tu cama

Una pregunta tan común de los papás que tienen a sus hijos durmiendo con ellos. ¿Cómo sacarlos? Desafortunadamente yo no tengo la respuesta, nadie la tiene. Todos los niños (y adultos) son diferentes y no hay una respuesta genérica que funcione por igual con todos. Lo único que sí puedo contarles es mi propia experiencia y cómo mi hijo Isaac, a los 6 años empezó a dormir en su propia cama. Aquí está mi historia de colecho.

Cuando Isaac nació no durmió inmediatamente en mi cama, al principio quise hacer todo de la forma “correcta”, me levantaba a darle pecho en el sillón, lo acomodaba en la posición más cómoda, contaba el tiempo, lo cambiaba de pecho… pero a las 3-4 semanas me quedó claro que no estaba funcionando. Isaac comía más de lo que yo dormía y se arrullaba mamando así que yo estaba agotada. Pasaba la mayor parte de la noche en el incómodo sillón, me dolía el cuello y estaba exhausta así que me pareció fácil pasarlo un día a mi cama. Esa noche dormí por primera vez desde que nació. Me sentí descansada y el niño durmió muy  bien también, despertaba y empezaba a pedir comida y yo solo me lo acomodaba y seguía durmiendo. La dinámica nos encantó. De este modo estaba cerca de él toda la noche, lo sentía, lo escuchaba dormir, estaba completamente enamorada y tenerlo cerca me pareció simplemente perfecto.

Sleeping baby, hay algo mejor?
Conforme fue creciendo se fue poniendo aún más fácil. Ya no era un frágil bebé pero aún necesitaba comer mucho en las noches. Yo dejé de notar cuántas veces comía porque ni siquiera tenía que despertar para alimentarlo, así dormitando podía hacerlo y seguir durmiendo.  Cuando cumplió 4 meses empecé a trabajar, y a pesar de que pasaba 8 horas fuera de la casa y lejos de él, tenerlo a mi lado en las noches me quitaba la tan natural culpa de dejarlo y seguía sintiendo el mismo apego; además de que amamantarlo en las noches ayudó a no dejar de producir leche y siempre ser capaz de sacarme la suficiente para que no fuera necesaria la fórmula. Trabajé poco tiempo y cuando tenía 10 meses regresé a quedarme en casa con él.

De ahí en adelante, el colecho siempre fue obviamente la opción correcta para nosotros, lo disfrutábamos muchísimo. Tenerlo cerca, despertar con él… sé que quienes lo practican entienden que hay pocas cosas en la vida mejores que abrir los ojos en la mañana y ver la sonrisa de tu hijo primero que cualquier otra cosa.  Es una cercanía difícil de explicar y no la cambiaría por nada.

Cuando empezó a crecer, empezaron a llegar los comentarios “¡¿todavía duerme con ustedes?!”, “¡al rato no lo van a poder sacar!”, “se va a hacer dependiente”… la verdad desconozco las fuentes de las personas que nos transmitieron esta información pero como inseguros papás primerizos mentiría si dijera que hicimos caso omiso. En un par de ocasiones realmente intentamos que Isaac se pasara a su camita, la cual teníamos en nuestro cuarto, pero inevitablemente en algún momento regresaba, a veces solo para que le diera pecho pero siempre volvía. La lactancia terminó cerca de los 2 años pero esa cercanía que sentía que teníamos, la seguí sintiendo al verlo dormir abrazado a mí y despertarme con besos y caricias.

Niño feliz 
Después ya Isaac tuvo su cama en su cuarto, la cual le acondicioné muy bonito para que le pareciera atractivo y quisiera irse. Intenté verdaderamente que se fuera a dormir allá, no porque yo no lo quisiera conmigo, sino porque a los 4 años ya la presión social era mucha, sentía que no podía mencionar el hecho de que dormía conmigo sin sentirme juzgada. Sin embargo, además de que me costaba mucho trabajo que se quedara dormido en su cuarto, se despertaba al rato y se pasaba a mi cama… y lo peor es que llegó el momento durante la semana de este intento en el que yo no podía dormir hasta que lo sentía llegar. Ninguno de los 2 estábamos listos para dormir separados pero por alguna razón yo quise forzarnos… hasta que leí una frase del Dr. Carlos González  que me gustó mucho y decía algo así como que no es asunto de nadie más que mío y de mi hijo cuándo se va a dormir a su cama (si alguien encuentra la frase exacta, le agradeceré ya que no la pude encontrar yo :S) así que ya, sin culpa alguna, le dije a Isaac que regresara a dormir conmigo, que nunca lo volvería a tratar de convencer ni forzar de irse y él no entendió muy bien mi cambio de opinión, me preguntó por qué y le expliqué lo mejor que pude que irse a su cuarto iba a a ser su decisión y no la mía y le ofrecí una disculpa por querer forzarlo. 

Esto duró hasta hace un mes aproximadamente cuando un día, así de la nada, me dijo que ya quería dormir en su cuarto porque ya había salido de preescolar y ya es niño grande. A eso yo le contesté que si él lo decidía, estaba bien, que yo estaba feliz de tenerlo conmigo, pero también estaría feliz de verlo dormir en su propia cama. Él muy seguro me contestó que ya lo había decidido y que esa noche empezaría. Y así fue. Desde esa noche, todas las noches ha dormido en su propio cuarto, en su propia cama, con su lamparita de noche. Yo lo acompaño a acostarse, me platica todo lo que nunca antes me había platicado (cómo le fue en su día, todo lo que hizo, a qué jugó) y le doy su beso de buenas noches, es un momento especial, solo de los dos.



Durmiendo en su cama ya
Admito que extraño verlo dormir a mi lado, extraño despertar y que él esté ahí, poder estirar la mano y abrazarlo… pero al mismo tiempo estoy feliz de verlo crecer, de ver que no fue difícil, que solo era cuestión de que él estuviera listo. No hubo llanto, ni castigos ni recompensas, fue la situación justo como soñaba que sucediera... Mi niño solito decidiendo que ya quería su espacio, que ya estaba listo. Estoy feliz de haberlo dejado hacer las cosas a su propio tiempo y que él sepa que siempre estoy para él y que apoyo sus decisiones aunque no lo fuerzo a tomarlas. Mi niño grande... ha crecido TAN rápido. Seis años de colecho puede sonar como mucho, pero ahora que terminó para mí se sintió como poco. Seis años de toda su vida que pasó durmiendo a mi lado son 6 años que jamás olvidaré. Son los recuerdos de él como bebé y niño pequeño que más atesoro junto con la lactancia.

Yo no les puedo decir cómo "sacar" a su hijo de su cama. De hecho creo que nadie debería sacar a ningún niño de donde se ha acostumbrado a dormir, de donde se siente seguro. Creo que cuando decidimos, ya sea de forma deliberada o sin querer (esa noche en la que estamos tan cansados que nos parece fácil) dejarlos dormir con nosotros, tenemos que tener el respeto de, al darles ese derecho, darles también el de decidir cuándo irse. Yo no "entrené" a mi hijo siguiendo una serie de pasos para irse a su cuarto. Lo único que hice ya sin siquiera esperar que con eso se fuera, fue decirle que él iba a decidir cuándo irse. Le di una alternativa, su cuarto cerca del mío, un lugar en el que se sintiera cómodo y seguro, y le dije que se podía ir cuando estuviera listo. No sé si él se habría ido antes si yo le hubiera dicho eso antes... ni nunca lo sabré. Lo que sí sé es que lo único que hice fue eso. Darle la opción sin presiones. Cuando quieras. Cuando estés listo. TÚ decides, no yo. Así en cada decisión de crianza que tomemos creo que tenemos que pensar ¿qué quiere el niño? Siempre tomarlos en cuenta y hacerlo con amor, pero sobre todo con mucho respeto, no tratarlos como a perritos que hay que entrenar, sino como humanos, personitas a quienes ayudar a aprender y tomar decisiones, ya que ser niños no significa ser incapaces. 

Si quieren aprender un poco más sobre colecho y la enorme cantidad de beneficios, les recomiendo al Dr. Carlos Gonzalez, él puede decirles la perspectiva de un doctor ya que yo solamente les platico mi propia experiencia como mamá, y si tienen alguna opinión o experiencia que quieran compartir, nos encantaría leerla.

-ash


"Mami, no quiero, no me obligues"

Desde que era un bebé, Isaac no se quedaba contento en los brazos de nadie más que en los míos o los de su papá, lloraba cuando alguien más lo cargaba y me estiraba los brazos para que lo tomara de nuevo. Siempre ha sido un niño muy precavido y hasta tímido cuando está frente a una situación nueva. Cuando comenzó maternal fueron semanas y semanas de llanto y gritos al dejarlo en la escuela… lo cual luego se convirtió en felicidad, besos y despedidas. Ahora que tiene 6 años, lo conozco, sé cuánto le gustan las actividades nuevas pero también cuánto se resiste a empezarlas. Algunas personas dicen que eso “no es normal”, que es “ansiedad, inseguridad o temor”, pero yo conozco a mi hijo y sé que desde que era un bebé así es su carácter y  que es mi trabajo como su mamá sacar lo mejor de él. Además, esa timidez le suele durar muy poco, en un abrir y cerrar de ojos ya está adaptado, confiado y feliz.

La experiencia más difícil la tuvimos cuando comenzó sus clases de Tae Kwon Do el año pasado. Su papá y yo decidimos que necesitaba ir a una actividad deportiva fuera de la escuela para convivir con otros niños y liberar un poco energía, primero su papá lo llevó al fútbol; siempre en casa le encanta jugarlo pero estando ahí le dijo a su papá que no quería, que ya se quería ir y que no le gustaba el fútbol. Su papá accedió y no regresaron.

Le preguntamos si quería hacer Tae Kwon Do y dijo que sí, así que le buscamos una clase y fuimos. Yo lo llevé y desde que llegamos se enredó en mis piernas y no quería saber nada de la maestra, de los niños, de los juegos, solo se quería ir. Le dije que me quedaría con él a ver la clase y que hasta la otra se iba a quedar solo y dijo que estaba bien. La maestra lo invitó, lo llamó, pero él no quería escuchar, no se despegaba de mí. A la siguiente clase, antes de ir le ofrecí mil premios si hacía bien su clase pero fue lo mismo, un día más lo amenacé con mil castigos pero eso no pareció importarle, él insistía en pasar la hora completa pegado a mí sin querer hacer caso a la maestra ni atender las invitaciones de los otros niños, y yo no podía pensar en dejarlo e irme cuando el solo mencionarlo lo hacía estallar en llanto. Pasaron varias clases así, algunas veces lo llevó su papá y lo dejó ahí pero cuando yo iba por él la maestra me decía que no quiso hacer nada y solo esperó sentado. 

Llegó el momento en el que ya no sabía qué hacer, mentiría si dijera que no me frustré, no me enojé o no pensé en rendirme y dejar de “pasar vergüenzas”. Tal vez las actividades extracurriculares no eran para él… pedí consejos de todas mis amigas, maestras, familiares, lo que fuera. Platiqué con él, le pregunté por qué no quería, traté de ponerme en su lugar, no quería obligarlo si no le gustaba pero yo sabía cuánto lo iba a disfrutar si tan solo lograba que le diera una oportunidad… 

Fue entonces cuando se me ocurrió tomar la clase con él, pensé que si quería estar pegado a mí, y yo tomaba la clase, no tendría más opción que tomarla también. La clase es para niños pero hablé con la maestra quien muy amablemente me dijo que no había ningún problema. Así que ahí me ven, yo entre un grupo de pequeños tirando patadas y haciendo ejercicio. La primera clase, Isaac no quiso pasar, le daba risa verme “peleando” con los niños pero sé que él también quería estar ahí. Al terminar me dijo que ya quería tomar la clase y ponerse el equipo de pelea también. A la siguiente clase ya se animó y tomó la clase completa muy bien, empezó a jugar con los niños y a soltarse, y le encantaba que su mamá también estaba ahí, presumía que yo era la más fuerte y daba las mejores patadas;) Ya a la siguiente clase, él se quedó solo, por fin, me dijo adiós y tomó la clase con los otros niños. 

Pude respirar, me sentí aliviada, escucharlo decirme que le gusta mucho, que se divierte me da una satisfacción muy difícil de explicar. Diario me pregunta “¿hoy tengo tae kwon do?” y se alegra cuando sí. Sé que muchos niños empiezan actividades nuevas sin ningún problema, pero así no ha sido mi experiencia con mi hijo y me toca reconocerlo y trabajar para darle ese empujoncito que él necesita. Como papás nuestro camino está lleno de retos y dificultades y es importante saber que cada niño es diferente y lo que funciona con uno (o con todos!) puede no funcionar en tu caso específico. Por eso es importante ponerle atención al niño, buscar y ver qué es lo que necesita en el momento o para la situación y sobre todo, tratarlo con mucho amor y respeto porque aunque no entendamos a qué le teme o cuál es el problema, y sepamos que sus miedos o preocupaciones son completamente infundadas, él las siente reales.

Esta semana Isaac hizo su segundo examen de cambio de grado y ¡ya es cinta amarilla! Verlo desenvolverse durante el examen con tantos ojos en él me llena de orgullo; el profesor preguntó a los niños si estaban nerviosos y con toda seguridad él contestó "yo no". Hoy sé cuánto le gusta y me alegra no haberme rendido.

-ash






Lero lero, mi hijo es mejor que el tuyo

Vivimos en una sociedad en la que para todo queremos competir y ser mejores que lo demás, esto no necesariamente es malo, pero se sale de contexto cuando para sentirnos mejores, utilizamos a nuestros hijos (¡incluso nuestros bebes!)… “¡mi campeón ayer dijo aglibubu y apenas tiene X meses, en cambio el bebé del vecino solo babea!”, “¡mi princesa anoche sostuvo el peso de su cabeza por 3 segundos completos, y el bebé de la comadre que es mayor, aún no puede!”. No digo que haya algo de malo en celebrar los logros de nuestros hijos, al contrario; el problema radica en que lo presumimos porque queremos que se vea cuánto mejor es mi hijo que los demás. En lugar de celebrar los logros por el hecho de celebrarlos, lo hacemos porque creemos que hay algo de superioridad en hacer las cosas primero. Sí, es verdad que hay etapas de desarrollo normal o promedio para los niños, es la manera en la cual los papás medimos el desarrollo de los bebés y niños. Pero éstos son solamente guías aproximadas y no hay nada de malo ni extraño en que los niños lo hagan antes o se tomen más tiempo. Muchas mamás se preocupan muchísimo cuando ven que su bebé de tal edad aún no hace lo que algunas páginas de internet o doctores dicen que ya debería hacer, cuando debemos recordar que cada niño es diferente y hacen las cosas a su propio ritmo, y esto no tiene nada de malo, ni implica que es “lento” o “inferior”.

Les debo confesar que el punto de mi post es simple y sencillamente presumirles a todos que mi hijo de 3ro de kinder ya sabe leer, escribir, sumar y restar :P Este proceso a mí en lo personal me impresiona porque yo verdaderamente no me di cuenta en qué momento aprendió. Sí le dejan tarea y le ayudamos a hacerla, pero no ha sido mucha y no ha pasado mucho tiempo desde que empezó con la lectura y las matemáticas. Uno de los aspectos que más me gustan de la escuela a la que asiste Isaac es lo relajados que son con los niños y cómo los dejan aprender a su propio ritmo. Hace algunos meses la directora nos dijo a los padres de familia algo como -si los niños no aprenden [a leer y escribir] en preescolar, van a aprender en 1ro de primaria, y si no lo aprenden en 1ro de primaria, en 2do lo harán, así que nadie se preocupe, ni los presione-. Y me gustó mucho escucharlo porque tengo la certeza de que nadie está presionando a mi hijo para que aprenda, sino que lo están motivando, y él está contento de aprender (Montessori rocks!!). Todo el tiempo está leyendo carteles, notas, mis conversaciones de Facebook :P ve palabras y quiere leerlas!

Así que sí, estoy muy orgullosa y lo presumo pero no porque a los 6 años sea pronto para saber hacerlo, en realidad desconozco la edad promedio para aprenderlo jaja, no me enorgullecería más si lo hubiera hecho hace 2 años, lo que me enorgullece es que mi hijo aprendió (o está aprendiendo) a su propio ritmo, sin presiones, sin malos recuerdos ni gritos ni mucho menos. Sino feliz de aprender, haciendo su tarea poco a poco y disfrutando de su último año de preescolar al máximo.




Sé que va a entrar a la primaria con las bases que necesita para desarrollarse y aprovechar todo lo que le van a enseñar. Pero lo que más me gusta es que es un niño muy seguro, se le trata con mucho respeto y se le da su espacio para decidir qué es lo que quiere hacer y cuándo. Estoy muy contenta de verlo crecer pero al mismo tiempo es nostálgico porque ya pronto no podremos quedarnos en casa cuando estemos desvelados sin que haya problema, ya viene la primaria y con ella un nuevo conjunto de responsabilidades y aprendizaje que irá adquiriendo CUANDO ESTÉ LISTO.



-ash

Llegada de Baby Sophy a este mundo - Historia de parto

El 2013 llegó con muchas bendiciones para Juan Pablo y para mi, cuando en el mes del amor y la amistad nos dan la noticia que seremos papás de un granito de arroz que latía tan rápido como si no hubiera mañana. Quedamos impactados y con una sonrisa entre nervios y felicidad... Aunque siempre platicábamos como sería cuando llegara, el nombre y apodo que le pondríamos y hasta los berrinches que nos haría y quién la consentiría mas, etc... no podíamos creer que ya estaba aquí, formándose dentro de mi.

A pesar de las complicaciones de salud, amenazas de una probable pérdida, situaciones familiares bastante tensas y algunas otras cosas, puedo decir que no hay mejor etapa que la espera llena de amor de un nuevo ser. Quisiera contar la maravilla que es disfrutar tu emabrazo de todo a todo pero espero para ello escribir un post diferente.

La llegada de Baby Sophy puedo decir que comenzó en mi semana 37, cuando las contracciones de Braxton (de práctica, que tu cuerpo tiene para prepararse para las verdaderas) ya eran bastante seguidas, incluso hasta había días que tenía 8 en una hora, pero aún eran irregulares. Fue entonces que el día de mi cumpleaños (3 dias antes de las 38 semanas) tuve revisión y decidímos ya quedarnos en San Diego para esperar el gran día para conocer a nuestra princesita.

Mi rutina de ejercicios seguía super puntual, caminar entre una hora a hora y media, ejercicios de yoga con la pelota, alimentación sana y platicar todos los días con Sophy de cómo sería el momento de su llegada, conocernos y que la estábamos esperando con mucha alegría y amor. Que teníamos que ser super valientes ese gran día. Mucho me ayudaron las palabras y consejos de mi comadre Paulina sobre visualizar mi parto, convivir con ella en su embarazo y parto e iniciar junto con otras mamás excepcionales el blog de Crianza Alternativa conociendo sus experiencias.

A finales de semana como tenía contracciones seguidas pero irregulares fui a revisión de nuevo. Entonces tenia 38 semanas con 2 dias aproximadamente y ya tenia 1cm de dilatación, pero la señal aun no llegaba (que era el tapón mucoso, rompimiento de la fuente o bien las contracciones regulares cada 5 min por un período de dos horas y ya sin parar). Y bueno, la recomendación de la doctora era "Sigue caminando. El parto comenzará mas pronto de lo que esperas. ¡Esto ya inició y no hay vuelta atrás!". Eso fue un jueves, para el viernes nos fuimos JP y yo a caminar todo el dia a Balboa Park con 39 semanas, contracciones fuertes y seguidas, 1cm de dilatación y caminar mucho y a pocas calles el hospital, posiblemente ya llegaba nuestra bebé. Empezaron tan seguidas (siempre traía conmigo mi hojita y pluma anotando la frecuencia, hora y duración de cada contracción) ya por la tarde que pensamos que ya era el día. Llegamos al hospital y ¿qué creen? ¡Falsa alarma! "Vaya a su casa a descansar y no venga hasta que tenga la fuerte rota o que no pueda hablar ni caminar del dolor" y yo de ¿queeeeeé? ¿Más aún? ¡Pues nimodo a descansar! "Ya ni contaré la frecuencia, ya no haré nada más hasta que llegue" me dije. El lunes (3 días antes de mi semana 40, que mi fecha probable de parto era presisamente el 10 de Octubre) me dice la doctora que ya tenía 4cm de dilatación, que al parecer había hecho muy buen trabajo, pero a esperar el momento. Para el día siguiente por la noche ya dolía mucho pero dije "hasta que no rompa la fuente no iré al hospital". Estaba preparada para el dolor, pues mi plan de parto incluía el no usar anestesia para que fuera lo más natural posible. El martes ya como a las 10 pm estaban tremendas pero hasta que no estuviera segurísima de que fueran tan seguidísimas pues no quería ir de nuevo al hospital.

Pues sí, a la media noche del martes para amanecer el miércoles 9 de octubre no habían parado, empecé a anotar de la 1 a las 3 am cada 10 minutos, después de 3 a 5 am cada 5 a 3 minutos entre una y otra contracción, ahora sí, el momento llegó, desperté a Juan Pablo para decirle que ya había comenzado, que preparara todo, me iba a bañar, alistarme y nos íbamos al hospital. Por ser la hora del tráfico salimos a las 6 am y llegamos hasta las 7 am al hospital. Me recibieron súper bien, la enfermera monitoreó todo y el doctor decidió que nos quedábamos, que ese día nacería mi bebé.

Una vez admitida en el hospital que elegimos le comenté a la enfermera que tenía un plan de parto (que es un documento donde escribes todos tus deseos a la hora del parto y el recibimiento de tu bebé) hecho a mano una noche antes y completado camino al hospital pero lo llevaba y se lo entregué a Christina mi enfermera. Ella se encargó de leerlo y llevárselo a mi Doctor, a lo cual él lo colocó como la primer hoja de todo mi expediente médico. Entre las cosas que deseaba fueron:
  • Un parto lo más natural posible.
  • No utilizar anestesia epidural o algún medicamento a menos que sea necesario médicamente.
  • Estar con el papá de mi bebé únicamente, durante todo el proceso, la labor de parto y nacimiento de mi bebé, no personas externas y personal médico indispensable.
  • Tener la libertad de moverme, caminar, tener mi pelota de pilates que estimula ejercicios para el trabajo de parto.
  • No realizar tacto a menos que sea necesario para evaluar evolución y siempre preguntarme.
  • Sin episiotomía a menos que sea estrictamente indispensable.
  • Cortar el cordón umbilical hasta que deje de latir.
  • Amamantar a mi bebé en sus primeros minutos de vida, entre otras.

Después de la admisión nos pasaron a la sala de parto, una habitación bastante cómoda y amplia, estuve muy feliz con el trato tan amigable y humano durante todo el proceso, respetando en todo momento mis deseos y atentos, tanto la enfermera como el Dr. Bulloch. Hay todavía doctores y enfermeras conscientes del acontecimiento de la vida humana. La información es poder y la comunicación médico-paciente es esencial para vivir una experiencia única que recordarás el resto de tu vida.

Pasaron varias horas y ya para las 3 pm me revisaron por segunda vez para ver mi evolución. A pesar de que se intensificaba el dolor de las contracciones no hubo avance, seguía en 4 cm. Dos horas más tarde ya estaba en 6 cm ¡Yeeiii! tan solo faltaban 4 cm y dos horas más tarde seguía todavía en 6 cm, es decir, duré casi 4 días en 4 cm, ya llevaba 4 horas más en 6, pero llevaba 20 horas en labor de parto activo y había parado mi progreso. El doctor me dijo que tenía que hablar con nosotros,que era momento de evaluar tener una ayudadita, que el entendía que quería que todo fuera natural pero había que tomar en cuenta ciertos factores, uno era que ya llevaba 20 horas en labor de parto activo y por soportar el dolor sin anestesia mi cuerpo se concentraba más en eso y es posible que por ello parara el progreso, lo segundo es que para ese tiempo comienza a tener menos oxigenación el bebé y puede comenzar a sufrir y que con cada contracción cambia el ritmo cardiaco. Entonces teníamos 3 opciones de "ayuda". La primera fue el rompimiento artificial de la fuente, que puede ayudar a acelerar el proceso. La segunda, la administración de oxitocina y por último la introducción de un monitor que ya nisiquiera me acuerdo. Mi energía y mundo comenzó a nublarse. Las cosas no estaban saliendo como había imaginado y mi bebé comenzaba a sufrir por mi culpa y para nada me gustaba la idea de medicamentos. Con eso que leí que con la anestesia nacen dormiditos los bebés y no le echan ganas ni quieren amamantar, etc. Pregunté si era verdad y el doctor y me comentó que no es del todo cierto, un bebé puede nacer dormidito y al momento de entrar al contacto con el oxígeno reacciona. Y entonces hubo cambio de enfermera, la cual se veía acelerada, enérgica y un poco menos empática que Christina, su nombre era Morgan y para nuestra sorpresa también fue una increíble aliada y siempre echándonos porras de que todo saldría bien y lo lograríamos pronto.

La desición más difícil en ese momento fue renunciar a mis ideales y hacer lo que fuera mejor para mi Sophia. Entonces fue que me dijo el doctor que los siguientes métodos podrían ser aún más dolorosos (y eso que ya se salían del monitor de lo intensas y seguidas, pero tan solo pensar que una menos y mi bebe ya estaría conmigo valía la pena) entonces me dio una hora para pensar la desición. Juan Pablo me dijo que no quería que sufrieramos las dos y si era necesario tomar la sugerencia del doctor la tomara con toda libertad, que la desición era mía y el nos apoyaba. Entonces decidí pedir la epidural ya a las casi 21 horas de labor de parto activo. Llegó el anestesiólogo, aplicó la tremenda jeringota con la anestesia y entonces deje de sentir. Llegó el doctor una vez que hizo efecto la anestesia y me pidió autorización para poder romper la fuente y acepté. Una vez que inició el proceso vi la cara no tan buena del doctor y le pregunté que pasaba y me comentó que salió verde el liquido, es decir, la bebé había hecho meconio (que es peligrosisímo si lo ingieren porque contamina todo su organismo y en algunos casos pueden morir) seguro me puse pálida, pero me comentó que era poco y mi bebé podía nacer bien, solo que la revisarían un poco más al nacer. Pasaron una hora y media más y solo avanzó un centímetro más, ya estaba en 7 cm pero iba lento y ya sin líquido amiótico. Entonces me pidió autorización para administrar la oxitocina pues la frecuencia de las contracciones había cedido. Le comenté a la enfermera que me estaba dando sueño. Me dijo que me recomendaba descansar porque con tanto agotamiento no tendría fuerzas para la hora del "push" y le tomé la palabra.

En todo momento le dije a mi doctor que mi miedo más grande era que fuera cesárea y yo quería todo natural y él en todo momento me aseguró "Hoy tendremos una hermosa bebé con parto natural" aún con los pequeños imprevistos. Eso me daba mucha seguridad. Me dormí 40 minutos y comencé a sentir dolorcitos-piquetitos y le dije a Morgan y se le hizo raro. Me dijo ¿puedo revisar si hay evolución? Le dije que sí, revisó y con su cara de sorpresa y con una sonrisa me dijo ¡Ya estamos en 10 cm! Déjame voy por mis cosas y a avisarle al doctor para iniciar con el "push". Prepárense que ya va a nacer. Y que comienza la parte emocionante ya podía sentirla y ya venía. ¿Que sentiría al cargarla? Al escuchar su vocesita ¿Me reconocerá? ¿Será como la imaginé? ¡No lo podíamos creer! Ya para entonces comenzaba a sentir las contracciones pero no dolían, quizá ya era la emoción.

A las 00:23 del 10 de octubre de 2013, con todo el equipo médico y a un "push" de conocer a mi chiquitita, llegó el momento. Con todo el amor y todas mis fuerzas hago el "push" que cambió mi vida. Llegó a este mundo mi bebé. Veo a mi Sophia limpiecita unida a mi con el cordón y automáticamente comienza a llorar "Wuuuaaaa... Wuaaa" y me la ponen en mi pecho, piel con piel. La estaba cargando en mis manos, cabía, ya estaba con nosotros. Le dije "Bienvenida a este mundo mi amor. Eres la mas grande bendición. ¡¡Te amo!!" Las primeras palabras que escuchaba mi bebé. 

Ya eramos una familia :D entonces el doctor comenzó a pasar la sangre del cordón a Sophy para que JP pudiera cortar el cordón y entonces pasar a pesarla y medirla, todo sin perdela de vista(ahora ya todo está en tu mismo cuarto, incluso la incubadora). Después me la entregaron para amamantarla justo a la media hora de haber nacido. Después de todo era como lo había soñado, imaginado y deseado. Y desde entonces no queria dejar de verla, cansada y todo, mi sonrisa no podía ser más grande. Aunque la amamantada no fue como lo imaginaba, otro reto comenzaba pero si ella fue tan valiente de luchar por nacer y estar con nosotros, yo como nueva mamá no podía fallarle. Una nueva mamá y papá también nacieron ese 10 de octubre. La mejor expeciencia de vida ha comenzado desde que supe que estaba en camino, ahora teniéndola en casa no hay cosa más hermosa, definitivamente es el amor de mi vida.

Quiero dar las gracias a todos aquellos que estuvieron con nosotros durante esta hermosa etapa, que nos tendieron la mano, nos abrieron las puertas de su casa y estuvieron para apoyarnos, familia, amigos, equipo de Scripps Mercy Hospital San Diego (Dr. Edgar Bulloch, Christina y Morgan) y por supuesto mi tribu de Crianza Alternativa, que gracias a sus consejos y experiencias fui una mami informada durante todo mi embarazo, parto y ahora crianza natural de mi bebé.



-Erika

The Santa Claus Lie/La mentira de Santa Claus

Como mami alternativa, me gusta reflexionar  sobre las decisiones de maternidad que siento que la sociedad, las abuelas o como queramos llamarles tomaron por mí. Es por eso que pregunto, investigo y busco la opción que sea la mejor para mi familia. La navidad no es la excepción. No me voy a meter en el asunto de religión y cristianismo… pero lo que a mí me causa malestar es la manera en la que le mentimos a los niños. Les decimos que en navidad un hombre gordo llega a su casa a media noche y les deja regalos si se portan bien. La mayoría de la gente lo hace, parece una mentira tan “blanca” que ni siquiera le llamamos mentira… es simplemente el “seguir la tradición”, “promover la diversión”, o hasta el ya famoso “a mí me lo hicieron y no me pasó nada”

Suena tan divertido, tan fantasioso, tan maravilloso que los niños crean y se emocionen que pasamos por alto el hecho de que les mentimos en sus caritas ilusionadas; y no solo eso, les hacemos creer en eso por años y años. Pero ¿qué pasa cuando se enteran de la verdad? ¿De verdad crees que no haya consecuencia alguna? Hoy sabemos que cuando la mamá no responde al llanto de un bebé, un vínculo de confianza se rompe, o por lo menos no se fortalece y desarrolla como lo hace cuando les mostramos que siempre estaremos para ellos. ¿Por qué pensamos que el mentirles por años no tiene consecuencias?

Yo nunca hice ningún plan sobre lo que le diría a Isaac (de ahora 5 años) sobre santa y la navidad, es algo tan obvio, tan natural que ni siquiera dudé en decirle lo mismo que mis papás me dijeron a mí. Sin embargo, desde que comencé en esta aventura de la maternidad, he aprendido a jamás ignorar mi instinto. Ese pequeño malestar en el estómago que me advierte cuando algo no está bien, cuando algo no se siente correcto… y la 1ra vez que Isaac me preguntó sobre santa, hace ya algunos años, lo sentí, escuché esa vocecita que me dijo que estaba a punto de mentirle abiertamente a mi hijo, el niño que confiaba en mí más que en nadie en el mundo… y no pude hacerlo. Vi su rostro lleno de duda, con cara de no puede ser y le contesté que no, que santa no existía como tal pero que su papi y yo le íbamos a dejar regalos debajo del arbolito. No vi decepción en sus ojos, la 1ra vez que me preguntó fue la 1ra vez que alguien le habló de él. Y yo sé que nunca creyó que existiera. A Isaac le encantan los superhéroes, su favorito es Gokú… juega a que es él, a que mata a los malos. Él sabe que Gokú no existe, pero eso no lo hace menos divertido, la imaginación no necesita de una mentira para alimentarse.

Yo no creo que mi hijo de 5 años se divierta o se ilusione por la navidad menos que cualquier otro niño. Cuenta los días, canta villancicos, ama la navidad. ¿La diferencia? Su mamá no le mintió sobre santa… y por lo menos hasta hoy no le ha roto el corazón a ningún niño diciéndole que no existe. Porque ¿no es verdad que cuando alguien le dice a un niño que santa no existe, sentimos que lo lastimaron? ¿Por qué si alguien más lo hace es lastimarlo pero si su mamá o papá se lo dicen no? Yo jamás le he pedido a mi hijo que no lo comente, él sabrá si lo hace o no. Y si lo hace no me voy a molestar con él ni mucho menos. Yo no creo que los cuentos de hadas sean parecidos a la realidad y para mí santa es eso, un cuento de hadas que mi hijo no tiene por qué creer solo para más adelante sentirse decepcionado.

Respeto las decisiones de cada familia, no voy a ir por la vida contándoles a niños ajenos que no existe santa, ¡mi hijo hasta les sigue el juego a los niños cuando hablan de santa! Yo lo único a lo que los invito es a pensarlo. Muchas veces dejamos que tomen decisiones por nosotros, sobre todo cuando se trata de la paterniadad y nuestro principal error es no cuestionarlo. Es fácil descartarlo con argumentos como “son niños” o “no pasa nada”. Yo solo sé que mentirle a mi hijo no es para mí. Es verdad que en ocasiones es imposible no hacerlo, no digo que jamás lo haya hecho, lo que digo es que siempre que lo pueda evitar, lo haré.



Les dejo un artículo sobre el tema, esto es simplemente mi opinión al respecto. ¡Y sus opiniones también son más que bienvenidas!


¡Les deseo una Navidad llena de amor y gozo a tod@s!

ASH